septiembre 24, 2025

Estrategias para mejorar la eficiencia energética en la empresa con IoT

La eficiencia energética dejó de ser un asunto técnico para convertirse en un tema de negocio. Impacta márgenes, resiliencia operativa y reputación. Reducir kilovatios no se logra con una campaña de afiches, se consigue midiendo, automatizando y tomando decisiones con datos confiables. Ahí entra el Internet de las Cosas, que permite instrumentar equipos, instalaciones y procesos para orquestar la energía con precisión. No es magia. Es ingeniería, disciplina y cambio de hábitos.

He trabajado con empresas que van de un taller metalmecánico a una cadena de retail. En todas, el patrón se repite: al empezar a medir, aparecen fugas invisibles. Compresores que trabajan de más por una válvula con fuga mínima, HVAC operando fuera de horario por configuraciones heredadas, transformadores que laten con armónicos por cargas mal compensadas. Con IoT, esos “ruidos” se vuelven señales, y esas señales mueven dinero.

Qué significa eficiencia energética con IoT, sin rodeos

Hablamos de conectar medidores eléctricos, sensores de temperatura y flujo, analizadores de calidad de energía, controladores de motores y sistemas de gestión de edificios a una plataforma que recolecta datos en tiempo real, los correlaciona y dispara acciones. La promesa es simple: usar lo justo, cuando hace falta y donde aporta valor. Para lograrlo, hay que combinar tres piezas: medición granular, analítica orientada a negocio y automatización segura.

La medición granular rompe el promedio mensual de la factura eléctrica y permite analizar comportamiento por circuito, línea de producción, piso o tienda. La analítica convierte series temporales en preguntas prácticas: cuánto cuesta la inercia térmica de un almacén, qué impacto tienen los picos a las 18:00, cómo se comporta el factor de potencia después de sumar variadores de frecuencia. La automatización cierra el ciclo al regular consignas, secuenciar cargas y responder a señales externas como precios horarios o alertas de demanda.

Comenzar por donde duele: hallar el consumo fantasma

Un primer ejercicio que rara vez falla consiste en comparar el consumo nocturno con el diurno por zona y por día de la semana. En un centro logístico, esa simple operación reveló que el 22 por ciento del consumo sucedía cuando nadie trabajaba. Los sensores de presencia estaban mal calibrados y un calendario de HVAC se había duplicado en el BMS luego de una actualización. Dos cambios de configuración y una revisión de relevadores redujeron 14 puntos porcentuales en una semana. Lo que se mide, se arregla.

Con IoT, la línea base se construye en días, no en meses. El error habitual es intentar medirlo todo al comienzo. Es más eficaz acotar dos o tres áreas intensivas en energía y equiparlas bien: tablero principal con medidor trifásico de clase 0.5, ramales críticos con submedidores, sensores de temperatura y humedad en zonas de climatización, caudalímetros si hay vapor o aire comprimido. Con esa “columna vertebral” ya se pueden estimar cargas, detectar picos y verificar horarios de uso.

Donde IoT paga la inversión más rápido

En términos de retorno, cuatro frentes suelen ofrecer recuperaciones entre 12 y 24 meses cuando se implementan con rigor.

HVAC y refrigeración. Control por zona con sensores distribuidos, válvulas modulantes y secuenciación de chillers. Ajustes de 1 a 2 grados Celsius, combinados con horarios dinámicos y free cooling, suelen recortar entre 8 y 18 por ciento. En supermercados, la puerta mal sellada de un mural frigorífico se detecta por los ciclos anómalos de compresores. Esa reparación cuesta poco y ahorra mucho.

Aire comprimido. Es la “cuarta utilidad” más cara. Sensores de caudal y presión, sumados a escuchas acústicas para fugas, permiten bajar 20 a 30 por ciento. El mapa horario de consumo revela compresores funcionando en vacío o en fines de semana. Automatizar el arranque por demanda y escalonar compresores según eficiencia parcial hace la diferencia.

Iluminación. Con IoT, el control deja de ser binario. Sensores de ocupación y luz natural, luminarias DALI o 0-10 V, y calendarios centralizados. En oficinas abiertas, los ahorros van del 20 al 40 por ciento cuando se aprovecha la luz solar y se ajusta por zonas. Lo más importante es la consistencia en el mantenimiento de escenas y el entrenamiento del personal para no puentear sensores.

Motores y variadores. Telemetría de motores críticos, vibración y corriente para ajustar velocidad y mantenimiento. En bombas y ventiladores, los variadores bien configurados ofrecen ahorros del 10 al 30 por ciento, y con IoT se demuestra en curvas, lo que acelera aprobaciones para estandarizar.

Datos que gestionan dinero, no solo electricidad

Un error común es tratar los dashboards como galería de gráficos. Lo que sirve es tener vistas atadas a decisiones. Si la tarifa tiene penalización por demanda máxima, el panel diario debe mostrar proyección de demanda para las próximas dos horas con base en patrón y temperatura. Si el contrato eléctrico permite pagos por respuesta a la demanda, el sistema debe calcular cuánta carga se puede recortar sin afectar producción y armar un plan de shedding por prioridad.

Otra vista útil compara consumo por unidad de salida. En una planta de alimentos, el indicador kWh por lote expuso una variabilidad que parecía aleatoria. Cruzando datos con el control de calidad, se encontró relación con la humedad de materia prima. Con ese hallazgo, se reordenó el precalentamiento y se acotó la dispersión. IoT sola no resuelve, pero crea el lenguaje común para producción, mantenimiento y finanzas.

Arquitectura que aguanta la realidad

En campo, la teoría choca con gabinetes calientes, ruido eléctrico y redes que caen. La arquitectura debe ser tolerante a fallas y pensada para OT, no para oficinas. En la capa física, priorice sensores y medidores con certificaciones industriales, gabinetes con protección adecuada y fuentes de poder con margen. En comunicaciones, evite depender de WiFi si hay interferencia, y combine Ethernet industrial, RS-485 y LPWAN donde convenga. Para sucursales pequeñas, gateways con buffer local https://seoneoadrianarangel.blob.core.windows.net/arv22/arv22/uncategorized/recomendaciones-para-impulsar-el-crecimiento-de-tu-negocio-con-metricas-norte.html permiten seguir recolectando cuando la nube no responde.

La seguridad no se improvisa. Las redes OT deben segmentarse, con reglas claras entre el control local y el acceso remoto. No exponga PLCs a internet abierto. Use VPN con autenticación multifactor, certificaciones por dispositivo y un inventario vivo de activos. Actualizar firmware de medidores y gateways de forma programada es tan importante como calibrar instrumentos. A más conectividad, más superficie de ataque.

El ciclo de mejora continua, con disciplina y calendario

IoT da la capacidad de iterar. La clave es establecer un ritmo de trabajo. Semanalmente, un análisis de alarmas y desviaciones con responsables claros. Mensualmente, una revisión de desempeño energético por sitio, con metas ajustadas por Ir a este sitio estacionalidad y producción. Trimestralmente, un comité que evalúa nuevas automatizaciones, renegociaciones tarifarias y proyectos de capital.

Un consejo práctico: limite el número de alarmas. Si todo alerta, nada alerta. Defina umbrales vinculados a decisiones operativas, por ejemplo, un aviso cuando la demanda proyectada supera en 5 por ciento el límite comprometido, o cuando el factor de potencia cae por debajo de 0.93 por más de 15 minutos. El resto, que quede para análisis de tendencia, no para interrumpir a los equipos.

Personas que adoptan la tecnología, no que la toleran

La eficiencia energética no progresa sin gente alineada. Un sistema que apaga luces a tiempo fallará si el personal aprende a saltarse sensores. Hay que explicar el porqué y mostrar el impacto en números. Cuando una tienda ve sus metas de ventas junto al indicador de consumo por metro cuadrado, los encargados conectan puntos. Reconocer buenas prácticas funciona mejor que perseguir infracciones.

Aquí se abre espacio para herramientas blandas que apoyan el cambio. La gamificación, bien usada, puede elevar la participación. Programas simples que publican el ranking de sucursales por eficiencia, con recompensas simbólicas, generan foco. Ese tipo de iniciativas también mejora la experiencia del empleado y puede integrarse a un programa de bienestar si se diseñan retos razonables que no afecten la operación.

Medición, verificación y lo que cuenta a la hora de pagar la factura

Todo proyecto serio necesita M&V, con metodología. Modelar una línea base que contemple clima y nivel de actividad evita discusiones con finanzas cuando llegan los ahorros. Ajustar con variables independientes, como grado-día de calefacción o enfriamiento y toneladas producidas, le da credibilidad a los resultados. Herramientas para analizar y mejorar el desempeño ayudan, siempre que se alimenten con datos limpios y que el equipo entienda sus supuestos.

Un detalle operativo que pocos contemplan a tiempo: los cambios tarifarios. En algunos mercados, mover picos 30 minutos tiene más impacto que bajar consumo diario 3 por ciento. IoT permite orquestar ese corrimiento, pero alguien debe modelar económicamente la tarifa, incluyendo penalizaciones y beneficios por factor de potencia.

Integración con mantenimiento y calidad: dos aliados naturales

Cuando el consumo sube sin explicación, muchas veces el culpable es mantenimiento. Filtros sucios, serpentina con incrustaciones, rodamientos con fricción adicional. Con IoT, el mantenimiento deja de ser reactivo. Las firmas de corriente y vibración predicen anomalías, y las horas de operación controladas evitan tareas por calendario que agregan poco valor.

Calidad también se beneficia. En una planta de inyección plástica, la energía por pieza correlacionó con rechazos. Ajustando perfiles térmicos y velocidad de tornillo, bajó el scrap y la energía. La eficiencia energética deja de ser compartimento estanco y se vuelve indicador transversal. Este enfoque refuerza la cultura organizacional, porque se discute con Encuentra más información hechos y no con percepciones.

Escalar sin perder el control

Pasar de piloto a escala requiere estandarización. Plantillas de tableros, taxonomía de etiquetas, políticas de retención de datos, y un catálogo de dispositivos aprobados. Más importante aún, un modelo de gobierno que evite islas de automatización. Un error costoso es crecer por adquisiciones de equipos incompatibles. Si cada sitio usa protocolos distintos sin pasarela común, los costos de integración se disparan.

Para una red de 80 sucursales, un diseño práctico fue definir tres kits: básico para locales pequeños, intermedio para medianos con HVAC central y avanzado para sitios con cámaras frigoríficas. Los tres comparten gateway, ciberseguridad y dashboard. La instalación se vuelve repetible y el soporte, sostenible. Las políticas de compras se alinean, y el retorno del hardware mejora con volumen.

Sostenibilidad, reputación y licencia social para operar

Las métricas de eficiencia no solo bajan costos, también nutren reportes de sostenibilidad y fortalecen la reputación online cuando se comunican con transparencia. Publicar reducciones de emisiones con metodologías reconocidas y auditorías independientes genera confianza. Empresas que integran Haga clic para fuente IoT a su sistema de gestión ambiental reportan mejor trazabilidad de alcances 1 y 2, y descubren oportunidades en alcance 3 al visualizar la cadena de suministro.

Esta trazabilidad facilita la adaptación a cambios de mercado. Clientes corporativos piden, cada vez más, datos de huella en tiempo real por pedido o por lote. Quien cuenta con infraestructura IoT puede responder y convertir una obligación en ventaja competitiva. De paso, se abren puertas a alianzas estratégicas con proveedores que comparten datos energéticos para optimizar la logística y reducir tiempos en frío.

Financiar el proyecto sin frenar el negocio

El presupuesto suele ser el gran freno. Existen caminos para destrabarlo. Los contratos de desempeño energético trasladan parte del riesgo a un tercero, con pagos desde el ahorro verificado. Otra vía es priorizar casos con retorno corto para autofinanciar la siguiente fase. Negociar con el proveedor paquetes de hardware como servicio alinea incentivos y reduce la inversión inicial.

Conviene preparar un caso financiero que combine ahorros directos y beneficios colaterales: menos paradas por fallas, vida útil extendida de equipos, reducción de multas por factor de potencia, descuentos por respuesta a la demanda y menor consumo en horas punta. Cuando ese paquete se presenta con métricas claras y una gobernanza definida, la planificación estratégica del negocio encuentra espacio para el proyecto sin sacrificar otros frentes.

Lo que suele salir mal y cómo evitarlo

Tres tropiezos son comunes. Primero, la sobrecarga de indicadores. Un tablero con 50 gráficos abruma. Defina 8 a 12 KPIs que conecten con decisiones y deje los demás para exploración. Segundo, la desconexión entre instalaciones y TI. Si TI no valida seguridad y arquitectura, el proyecto se detiene a mitad de camino. Involúcrelos desde el inicio, con un diseño de red y un plan de parches. Tercero, la falta de gestión del cambio. Si no se entrena a supervisores y técnicos, los equipos puentean sensores para “volver a como estaba antes”. Diseñe el onboarding como si fuera una integración de nuevos empleados, con objetivos, roles y fechas.

Un caso extremo que vi en una fábrica de textiles: se instaló monitoreo en 40 motores, pero nadie estableció el umbral de vibración por tipo de rodamiento. Resultado, alarmas constantes y descrédito del sistema. La solución fue trabajar con el proveedor para clasificar cada motor, ajustar umbrales y silenciar eventos benignos. En dos semanas, las alarmas útiles cayeron 85 por ciento y volvieron a tomar el control.

Regulaciones, calidad de energía y detalles técnicos que pesan

En países con redes inestables, la calidad de energía impacta tanto como el consumo. Armónicos, desbalance de fases y microcortes pueden inflar costos y dañar equipos. Analizadores IoT registran estos eventos y permiten documentar reclamos a la distribuidora o justificar la inversión en filtros activos y UPS. En una planta farmacéutica, el simple balanceo de fases redujo 2 por ciento el consumo por pérdidas, además de estabilizar equipos sensibles.

La calibración anual de medidores es un gasto menor frente a la confianza que aporta. Una desviación de 1 por ciento puede sesgar decisiones y diluir ahorros. Documente procedimientos de M&V y mantenga trazabilidad. Cuando se coteja el consumo registrado con la factura, se ganan argumentos y se detectan errores de facturación, que no son raros.

Cómo encaja IoT en la estrategia más amplia del negocio

La eficiencia energética no vive aislada. Se cruza con la gestión del inventario cuando se controlan cámaras de frío, con la logística al optimizar rutas y tiempos de carga para aprovechar tarifas valle, con la cadena de suministro al elegir proveedores con perfiles energéticos más limpios. Incluso se relaciona con la retención de clientes, porque una operación más estable y sostenible reduce imprevistos y mejora la experiencia.

Desde el punto de vista de cultura, integrar objetivos energéticos en OKRs refuerza la responsabilidad social de la empresa sin convertirla en campaña. Los líderes deben mostrar interés genuino, no solo pedir reportes. Un comité que combina operaciones, finanzas, TI y recursos humanos evita silos. Esa colaboración interdepartamental acelera decisiones y cuida la reputación cuando hay que responder a crisis, como un apagón regional o un evento climático extremo.

Un camino práctico para los primeros 120 días

Para no dispersarse, conviene asumir un plan acotado en tiempo, con entregables concretos. Este enfoque, probado en varias empresas medianas, reduce riesgos y genera confianza interna.

Semana 1 a 3. Diagnóstico rápido. Revisión de facturas, recorrida de sitio, identificación de cargas críticas. Definición de objetivos y selección de dos áreas piloto. Diseño de arquitectura y listado de dispositivos.

Semana 4 a 8. Instalación y puesta en marcha. Submedición en tablero, sensores clave y gateway con seguridad aprobada por TI. Configuración de dashboards con KPIs acordados: demanda, consumo por zona, factor de potencia, HVAC por temperatura exterior.

Semana 9 a 12. Primeras automatizaciones. Ajuste de horarios, consignas y secuenciación. Definición de alarmas útiles. Documentación de línea base con variables independientes.

Semana 13 a 16. Verificación y escalamiento. Informe de ahorros, casos de negocio para la siguiente fase, y plan de entrenamiento para personal de operación y mantenimiento. Decisión sobre expansión a otros sitios.

Este calendario es apretado pero realista si se trabaja con un integrador que conozca el terreno y si la empresa asigna un responsable con autoridad para destrabar accesos y compras.

Tecnología sí, pero con criterio

El mercado ofrece desde medidores sencillos hasta plataformas con algoritmos de pronóstico climático y precios horarios. Elegir bien requiere criterio. No compre por catálogo sin probar en su entorno. Exija pilotos con datos propios. Valore la compatibilidad con protocolos abiertos para evitar quedar atado a un proveedor. Pida referencias de implementaciones en su industria y de su tamaño, no solo casos emblemáticos.

En cuanto a automatización, empezar con estrategias lineales y claras suele dar más que lanzarse a modelos complejos. Histeresis bien configurada, horarios dinámicos basados en ocupación real, y secuenciación por eficiencia parcial son caballos de batalla. Si con eso se logran 10 a 15 por ciento de ahorro, ya se financia el paso a algoritmos más finos, como control predictivo basado en modelos.

Dos listas útiles para aterrizar decisiones

Comparación rápida de oportunidades con retorno típico en empresas medianas:

  • Optimización HVAC por zonas y horarios, 8 a 18 por ciento de ahorro.
  • Gestión de aire comprimido con detección de fugas, 20 a 30 por ciento.
  • Iluminación con sensores de presencia y luz natural, 20 a 40 por ciento.
  • Variadores en bombas y ventiladores con telemetría, 10 a 30 por ciento.
  • Respuesta a la demanda con control de carga, ingresos o rebajas tarifarias del 3 al 8 por ciento del costo anual.

Checklist mínimo de arquitectura IoT robusta:

  • Submedición por circuito crítico, con medidores clase 0.5 y sello de calibración.
  • Gateway con buffer local, VPN y certificados por dispositivo.
  • Segmentación de red OT, sin acceso directo desde internet.
  • Plan de M&V con variables independientes y políticas de retención de datos.
  • Procedimientos de operación, alarmas con umbrales claros y capacitación recurrente.

Cuando la eficiencia energética abre nuevas oportunidades

Una vez que la empresa controla su perfil de consumo, surgen opciones que antes no estaban sobre la mesa. La incorporación de generación distribuida, como fotovoltaica, se vuelve menos incierta al conocer las cargas por franja horaria. El almacenamiento con baterías se dimensiona con precisión para recortar picos en minutos estratégicos. Incluso la movilidad eléctrica de la flota se puede planificar para cargar en horarios valle sin penalizar operaciones.

También se habilitan esquemas de externalización de procesos no críticos que consumen mucha energía en horas caras, y la negociación con proveedores que pueden desplazar procesos para alinear su perfil de entrega con su perfil de demanda. Las empresas que aprenden a leer su curva de carga tienen ventaja cuando el Puedes averiguar más mercado cambia precios, reglas o incentivos.

Cierre que invita a la acción

Eficiencia energética con IoT no es un proyecto de gadgets, es una capacidad organizacional. Empieza midiendo con rigor, se sostiene con datos que importan al negocio y madura cuando se automatiza con criterio. Requiere invertir en tecnología, sí, pero también en personas, procesos y seguridad. Los beneficios van más allá del ahorro. Se reduce volatilidad en costos, mejora la confiabilidad, se fortalece la cultura y se gana reputación.

Si hoy su factura se entiende solo al final del mes, tiene terreno por conquistar. Monte un piloto enfocado, deje que los datos hablen, y convierta ese aprendizaje en estándar. Con cada iteración, la empresa no solo consume menos, también decide mejor. Y en un mercado que premia la agilidad, esa combinación inclina la balanza.

Adriana es una experta en comercio electronico y ha posicionado varias decenas de productos en Amazon USA, Amazon México, Amazon Canadá y Amazon Japón. Se convirtió en la primera latina en entrevistar a Amazon (oficial) y en conducir el podcast de Helium 10. Entrena y apoya a consultores de Amazon. Y sigue creciendo su catálogo de productos (uno por uno).